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14 octubre 2012

ROMANCE SATÍRICO



Autor: Francisco de Quevedo.                                    Música: Paco Ibáñez


Pues me hacéis casamentero,
íngela de Mondragón,
escuchad de vuestro esposo
las grandezas y el valor.
í‰l es un Médico honrado,
por la gracia del Señor,
que tiene muy buenas letras
en el cambio y el bolsón.
Quien os lo pintó cobarde
no lo conoce, y mintió,
que ha muerto más hombres vivos
que mató el Cid Campeador.
En entrando en una casa
tiene tal reputación,
que luego dicen los niños:
«Dios perdone al que murió».
Y con ser todos mortales
los Médicos, pienso yo
que son todos veniales,
comparados al Dotor.
Al caminante, en los pueblos
se le pide información,
temiéndole más que a la peste
de si le conoce, o no.
De Médicos semejantes
hace el Rey nuestro Señor
bombardas a sus castillos,
mosquetes a su escuadrón.
Si a alguno cura, y no muere,
piensa que resucitó,
y por milagro le ofrece
la mortaja y el cordón.
Si acaso estando en su casa
oye dar algún clamor,
tomando papel y tinta
escribe: «Ante mí­ pasó».
No se le ha muerto ninguno
de los que cura hasta hoy,
porque antes que se mueran
los mata sin confesión.
De envidia de los verdugos
maldice al Corregidor,
que sobre los ahorcados
no le quiere dar pensión.
Piensan que es la muerte algunos;
otros, viendo su rigor,
le llaman el dí­a del juicio,
pues es total perdición.
No come por engordar,
ni por el dulce sabor,
sino por matar la hambre,
que es matar su inclinación.
Por matar mata las luces,
y si no le alumbra el sol,
como murciégalo vive
a la sombra de un rincón.
Su mula, aunque no está muerta,
no penséis que se escapó,
que está matada de suerte
que le viene a ser peor.
í‰l, que se ve tan famoso
y en tan buena estimación,
atento a vuestra belleza,
se ha enamorado de vos.
No pide le deis más dote
de ver que matáis de amor,
que en matando de algún modo
para en uno sois los dos.
Casaos con él, y jamás
ví¯uda tendréis pasión,
que nunca la misma muerte
se oyó decir que murió.
Si lo hacéis, a Dios le ruego
que os gocéis con bendición;
pero si no, que nos libre
de conocer al Dotor.


Información:
Francisco de Quevedo era conceptista y continuamente juega con el doble sentido de las palabras.
Romance Satírico trata de una señora, Ángela de Mondrsgón, que pide consejos sobre cómo es el médico por si interesa casarse con él.
El médico es malo, mezquino y mil cosas más, pero lo va diciendo como con "halagos" de una forma auténticamente genial.
¿COBARDE? Ha muerto más hombres vivos que el CID.
Casaos con él y jamás serás viuda (la muerte no muere)
Y así en todas las estrofas

Publicado por la alumna Ivanna Quirola.

30 septiembre 2012

Romance: Chola Cuencana




Letra: Ricardo Darquea Granda        Música:   Rafael Capio Abad


Romancero de la Chola Cuencana
Escrito por: Ricardo Darquea Granda

I
Alma de España
Chola cuencana, mi chola
capullito de amancay,
en ti cantan y en ti ríen
las aguas del Yanuncay.

Eres España que vive
en Cuenca del Ecuador,
con reír de castañuelas
y llanto del rondador.

Con tu donaire y majeza  
evocas Andalucía;
pero en todos tus sentires
florece la cuencanía.

Hay en tu cara morena                   
Frescura de amanecer;
y el sol quisiera en tus ojos
cada día atardecer.


II
Cuando te besa el sol
 Es de verte los Domingos
toda besada de sol,
ostentando coquetona,
los zapatos de charol.

Bien trenzados los cabellos
con cintas azul y grana,
y hasta el hombro los zarcillos
de perlas y filigrana.

El bolsicón de merino   
que levantas al andar
a que la saya bordada
todos puedan admirar.

Lo blanco de tu sombrero
de fina paja toquilla,
hace a tu cara morena
flor de gracia y maravilla.

Y de noche cuando sales,
donairosa y hechicera,
de envidia se va la Luna
seguida de su lucero.

III
A la lumbre del hogar
Hacendosa como todas       
las de mi valle natal,
eres siempre la primera
que ve la luz matinal.

Apenas cantan los mirlos    
y aroma la manzanilla,
también, cantando, empiezas
un sombrero de toquilla.

Cuando, a las seis, las campanas
llaman a un mismo compás,
con las niñas vas a Misa
de San Alfonso o San Blas.

La tarde, en fin, te sorprende  
al alegre campanear
de tu corazón casero
en el diario trajinar.

Y en tanto que la abuelita      
el Rosario hace rezar,
sigues tejiendo el sombrero
a la lumbre del hogar...

IV
Arpa y Cascabel
En los pases navideños                  
para las misas del Niño,
luciendo postura nueva
y evocando algún cariño.

Llevas en una urna de plata,
entre sahumerios y flores,
a Jesús, recién nacido
entre reyes y pastores.

Con sus típicos disfraces 
los niños te hacen corrillo,
para ir tendiendo a tu paso.
como una alfombra, el chagrillo.

Eres tú la que a la “Banda” 
animas con tu sonrisa,
a que toquen los más lindos
tonos del Niño en la Misa.

Y en la fiesta navideña
eres arpa y cascabel,
es incendio, cuando bailas,
tu saya rosaclavel...

V
Confidencia de amor
Si de amor un desengaño     
te entristece el corazón,
llorando a tu Morenica
le pides consolación.

“Morenica del Rosario” 
le llamas con grande amor,
como, así, la llamó un día
tu Poeta y tu Cantor.

“Morenica, mi vecina”,
cuencanita, como yo,
tú sabes que él, sin motivo
mi cariño mal pagó...

Ella escucha tu plegaria y,
sonriendo, te mira,
quién sabe si por tu pena
 la Morenica suspira...

Y a sus pies, rosas y lirios,
en apretados manojos,
le dejas humedecidos
del rocío de tus ojos...


VI
Septenario
Septenario... Corpus Cristi,
la fiesta tradicional...
alegría de campanas
de la vieja Catedral.

Música, flores, incienso
y mil globos de papel
que, entre cascadas de luces,
suben, jugando, en tropel.

Dulces de Corpus, los dulces   
tú ofreces llena de afán;
y sonríes escuchando
los piropos de un galán.

Alegre, junto a las mesas
que arreglaste en el portal,
vendes los dulces de Corpus
en platillos de cristal.

Con las últimas bengalas
del “castillo” artificial,
las campanas enmudecen
de la vieja Catedral...

VII
Rosa y capulí
No sé cuál tenga más gracias,
más atractivos y encantos,
si la chola de San Roque,
del Vecino o Todos Santos.

Todas son lindas y tienen 
orgullo de ser así;
como el rosal de sus rosas,
de su flor el capulí.

Alegres y sonrientes, 
como caricias de sol;
amor que canta en las rejas,
beso que se hace arrebol.

Todas sueñan sus quereres   
 a su manera sencilla,
mientras tejen para el jueves
el sombrero de toquilla.

Aman la tierra nativa  
porque como ella, no hay dos:
con sus ríos y jardines
y, en su cielo, el propio Dios...


VIII
Botoncito de amancay
Chola cuencana, mi chola,
botoncito de amancay,
por ti cantan los madrigales
las aguas del Yanuncay.

Si en tus ojos cada día
Quiere el sol atardecer
en tus labios los claveles
bien quisieran florecer.

De mi tierra eres orgullo,
porque ella se mira en ti,
como el rosal en sus rosas
y en su flor el capulí.

Que nunca, nunca nos falte
de tu gracia el bello don:
luciendo polca de seda,
paño largo y bolsicón.

Y si algún día de Cuenca 
te va robando un querer,
yo sé que tarde o temprano
asimismo has de volver...


INFORMACIÓN
Rafael María Carpio Abad, nació el 23 de octubre de 1905 (Cuenca), uno de los compositores más excelsos de nuestro país.  En 1925 se dedicó a estudiar música.   Para el año de  1949 trabajaba como pianista oficial de radio El Mercurio de su ciudad.   Llegó el jueves 23 de agosto de ese año, cuando en el Programa de Música Nacional, durante un  ensayo, notó que le faltaba una canción y al no querer repetir una del repertorio, pidió a sus cantantes que ensayaran su nueva composición musical, era nada más y nada menos que “La Chola Cuencana”, hermoso romance escrito por su paisano Ricardo Darquea Granda.
“Romancero a la Chola Cuencana”  cuyas  dos primeras estrofas de este poema  fueron musicalizadas; es la canción que muchos han bautizado como el himno de Cuenca.
Este romance exalta a la mujer morlaca  trabajadora, sencilla, llena de costumbres y tradiciones.

Publicado por: Prof. Miriam Bustos.